viernes, 20 de abril de 2012

Arrepentimientos antes de morir

Autor: Bronnie Ware.
Traducción: Marita Choy (mucha gratitud Marita!)

Por muchos años he trabajo brindando cuidados paliativos. Mis pacientes eran aquellos que volvían a sus casas a morir. Compartimos muchos momentos especiales. Yo permanecía con ellos durante sus últimas tres a doce semanas de vida. Las personas crecen mucho cuando son enfrentadas con su propia mortalidad.

Aprendí a nunca subestimar la capacidad de crecer de una persona. Algunos cambios eran fenomenales. Cada persona experimentaba una variedad de emociones, tales como, negación, miedo, ira, arrepentimiento, más negación y eventualmente, aceptación. Cada paciente encontraba la paz antes de partir. Cuando se les preguntaba si se arrepentían de algo o si había algo que harían diferente, varios temas en común aparecían una y otra vez.

Estos eran los más frecentes:
1. Hubiera deseado tener el coraje de vivir una vida mas honesta conmigo mismo, no la vida que otros esperaban de mí. Este era el arrepentimiento más frecuente. Cuando las personas se dan cuenta de que su vida esta por terminar y cuando miran hacia atrás con claridad, es fácil ver cuantos sueños quedaron sin cumplirse. Muchas personas no han honrado siquiera la mitad de sus sueños y tienen que morir sabiendo que esto fue debido a las elecciones que hicieron, o dejaron de hacer. Es muy importante tratar y honrar al menos un sueño a lo largo del camino. Porque en el momento que pierdes la salud, es demasiado tarde. La salud brinda una libertad que muy pocos se dan cuenta hasta que ya no la tienen.

2. Hubiera deseado no trabajar tanto. Esta expresión viene de cada paciente masculino que he cuidado. Se pierden la juventud de sus hijos y la compañía de su pareja. Las mujeres también hablaron de este arrepentimiento. Pero la mayor parte eran de generaciones antiguas, muchas de las pacientes mujeres no han sido las que mantienen el hogar. Todos los hombres que cuidé, se arrepentían profundamente de haber pasado tanto tiempo trabajando. Simplificando tu estilo de vida y haciendo elecciones conscientes a lo largo del camino, es posible que no necesites tener el ingreso que piensas que necesitas. Y creando más espacio en tu vida, eres más feliz y te abres a nuevas oportunidades, más adecuadas a tu nuevo estilo de vida.

3. Hubiera deseado tener el coraje de expresar mis sentimientos. Mucha gente reprime sus sentimientos para estar en paz con los demás. Como resultado, se acomodan en una existencia mediocre y nunca llegan a ser quienes realmente podrían haber sido. De esta manera, muchos desarrollan enfermedades relacionadas con la amargura y el resentimiento que guardan. No podemos controlar las reacciones de los demás. Sin embargo, si bien las personas pueden reaccionar inicialmente cuando cambias tu forma de ser hablando honestamente, al final esto eleva la relación a un nuevo y más saludable nivel. O sucede esto o sueltas la relación dañina de tu vida. En cualquier caso, tú ganas.

4. Hubiera deseado mantenerme en contacto con mis amigos. A menudo, no se dan cuenta de los beneficios que conlleva mantener los viejos amigos hasta que se encuentran en sus últimas semanas de vida y no siempre sera posible encontrarlos. Muchos se ven tan inmersos en sus propias vidas que han dejado escapar amistades valiosas a lo largo de los años. Hubieron muchos lamentos por no dedicarles a los amigos el tiempo y esfuerzo que merecían. Todos echan de menos a sus amigos cuando están muriendo. Es frecuente que personas que llevan una vida ocupada pierdan contacto con sus amigos. Pero cuando te enfrentas con la muerte, los detalles físicos de la vida se apartan. La gente quiere ordenar sus asuntos financieros si es posible, pero no es el dinero ni el estatus lo importante para ellos. Quieren ordenar las cosas en beneficio de sus seres amados, aunque usualmente, están demasiado enfermos para realizar esta tarea. Al final, todo se reduce al amor y las relaciones. Eso es todo lo que permanece en las últimas semanas, amor y relaciones humanas.

5. Desearía haberme permitido ser más feliz. Sorpresivamente, este es uno de los pensamientos más comunes. Muchos no se dan cuenta hasta el final que ser feliz es una elección. Se mantienen estancados en viejos patrones y hábitos. La tan llamada "comodidad" de lo familiar se desborda en sus emociones, así como en sus vidas físicas. El miedo al cambio los hace pretender frente a otros y así mismos, que fueron felices. Cuando por dentro, lo que realmente anhelaban era reir más y que las simplicidades estuvieran presentes en sus vidas una vez más. Cuando te encuentras en tu lecho de muerte, lo que otros piensen de ti no tiene cabida en tu mente. Que maravilloso es ser capaz de dejar las preocupaciones y sonreir de nuevo, mucho antes de morir. La vida es una elección. Es TU vida. Elige conscientemente, elige sabiamente, elige honestamente. Elige la felicidad.

Bronnie Ware http://inspirationandchai.com/Regrets-of-the-Dying.html

El miedo

Hoy en día cada vez más personas son conscientes y honestos sobre sus alegrías y tristezas, hasta sobre las rabias y la importancia de saber perdonar .. pero… todavía hay mucha vergüenza para expresar el miedo. Mientras es justamente el miedo que nos tiene con angustia, con ansiedad, con estrés, con colon irritable, con ataques de pánico y hasta con el hígado afectado por la rabia; porque uno por no mostrar la debilidad del miedo se pone más “bravo/brava” de carácter.

¿Qué hacer frente al miedo? Para aliviar la tristeza: lloramos, para aliviar la rabia: gritamos o perdonamos pero… ¿?cómo se expresa el miedo?? ¿Alguien lo sabe?? Acuérdense de las películas: viene el monstruo y …. ¡Gritan!

Hoy en día nuestros “monstruos” son quizás el tiempo, las facturas, el jefe, la pareja dispareja, el no ser igual de perfecto/bueno/competitivo que los demás y otros asuntos que no ameritan generarnos este tipo de miedo excesivo pero… si ya nos entró la angustia… antes de comer chocolates o salir a tomar para no sentir; lo más saludable es ser honestos y compartir el miedo. Al decirlo, se darán cuenta que desaparecerá una buena parte de la sensación. Otra opción es encerrarnos un rato en nuestro cuarto o ir al mar u otra zona tranquila y gritar –Si: ¡Gritar como Locos! para soltar ese miedo antes de guardárnoslo y enfermarnos. Van a ver que hasta terminan riéndose de sí mismo… Y claro: también pueden venir a recibir Reiki y/o acupuntura para trabajar los miedos de forma acompañada!

Aprendamos a conocer y convivir mejor con nuestros miedos mientras poco a poco volveremos a generar paz… a confiar en la bendición del Universo que todo lo provee en el momento más adecuado.

¡Mucha Paz para todos! Florike Dikkers

Autor del siguiente texto: Enriqueta Olivari.
Autora del libro "El amor de tu vida" LOS MIEDOS DE NUESTRO NIÑO INTERIOR

Sin importar qué edad tengamos, todos llevamos en nuestro interior a un niño herido. Ha sido herido por no haber sido amado, o por no haber recibido amor y cuidado del modo que él necesitaba. Uno de los pasos fundamentales para crecer y poder amarnos a nosotros mismos es conocer a nuestro niño interior, y darle ese amor que tanto necesita. De lo contrario, nos comportamos identificados inconscientemente con él, y esto afecta a nuestras relaciones de pareja, con los colegas de trabajo y amigos.

Saber diferenciar a ese niño interno de nuestra faceta adulta es imprescindible, sino esperamos que nuestra pareja o alguien más le cuide, y proyectamos en el otro a nuestro padre o madre. Y esto está destinado al fracaso, puesto que nadie puede darle a ese niño lo que necesita. Es nuestra responsabilidad hacerlo. La mayoría de las veces que sentimos miedo, en realidad quien lo siente es nuestro niño interior.

Conocer el origen de esos miedos es el primer gran paso para poder superarlos. El niño interior tiene básicamente cuatro miedos. Uno de ellos es el miedo a enfrentar. Teme que, al hacerlo, sea rechazado. Este miedo lleva a caer en patrones de víctima, o a ser cobarde, tímido, y a sentirse inferior a los demás. Así que si percibes que no te animas a decir lo que quieres, lo que necesitas o lo que te disgusta, en realidad es tu niño interior quien te está limitando. Y si no enfrentas las situaciones desde tu adulto, y callas lo que de verdad necesitas decir, estás creando serias dificultades en tus relaciones personales, y te sentirás impotente e insatisfecho.

Otro miedo que el niño interior siente es el miedo al abandono. Esto lleva a sentir celos, a ser posesivo, y a tener la necesidad de manipular. La única manera de superar este temor es garantizarle que tú siempre estarás con él, que le cuidarás y atenderás incondicionalmente, siempre.

El miedo a la pérdida que siente este niño nos lleva a sentir una profunda inseguridad. Para ocultar este miedo, nuestro ego se disfraza de lo opuesto, y entonces adoptamos una actitud agresiva, y podemos llegar a ser incluso fanáticos.

Y el miedo a la muerte que siente nuestro niño interior se transforma en desconfianza, egoísmo, apegos, fobias e histerias. Al hacernos conscientes de cuál es el origen de nuestros miedos, podemos sanarlos desde la raíz, y para esto es imprescindible establecer una conexión amorosa y profunda con nuestro niño interior. De este modo sanamos las heridas del pasado, y podemos crear para nosotros mismos realidades libres de inseguridades y bloqueos.