miércoles, 5 de octubre de 2011

Sanar Traumas

Hoy les quiero contar un poco sobre las traumas, ya que he leído un libro muy interesante sobre las traumas. Las traumas son experiencias fuertes que generan un estado alterado del ser. Cuando hay algo que pone nuestro sistema en alerta: la adrenalina sube, la sangre se va a los músculos para poder huir con rapidez o atacar con fuerza, etc. Lo mismo vemos en animales cuando están expuestos a peligro: incluso se les arquea la espalda o se ponen en posición de muerto para engañar al enemigo - y de paso no sentir (tanto) dolor si el enemigo no se deja engañar y se les come vivo. Lo interesante de los animales es cuando pasan el susto/ el estado de shock hacen algo que tal vez inconscientemente ustedes han observado: se sacudan de la cola hasta las orejas .. ¡mi gato hace esto incluso luego de un salto un poco alto!

He allí la diferencia con la mayoría de los humanos: hemos perdido esa capacidad de sacudirnos para salir del estado de shock/susto: la neo-cortex o la parte racional de nuestro cerebro se encarga de pensar: “?y si el peligro todavía no pasó, si he observado mal?, ¿Y si vuelve a pasar?, ¿Qué puedo hacer para vengarme?, ¡me siento débil, vulnerable, con miedo, qué mal de mí, no me debería de sentir así, voy a hacer la finta hacia los demás y hacia mi misma que nada pasó, que estoy bien!” y con todos estos pensamientos, alargamos el sufrimiento porque no terminamos de sacudirnos totalmente ese susto que pasamos. Así puede una persona 10 años después de ser abusada de pronto coger a cuchillazos una persona… totalmente comido por el estrés, el miedo, el enojo, simplemente por no regalarse el tiempo de “sacudir” la experiencia.

¿Y cómo sacudimos las experiencias? Claro.. nuestro cuerpo se supone que naturalmente se encarga de eso, como siempre afirmo: nuestro cuerpo es una maquinaria muy sofisticada, hecho en perfección para mantenerse sano. Entonces de pronto en las noches sacudimos un brazo, las piernas, etc. pero eso muchas veces son los sustos menores, más superficiales del día a día (la bocina del carro, alguien que nos gritó, la tensión de tener que terminar un trabajo en la computadora en pocas horas, etc.). Las tensiones/sustos/traumas más profundos suelen ir acumulándose, sobre todo porque sentimos que “ya deberíamos haberlos pasado, archivado y olvidado”. Así tenemos hoy en día cada vez más personas (al menos en mi consultorio) con estados de ansiedad elevadas y ataques de pánicos aparentemente sin razón.

Allí es donde la meditación, el Reiki y otras técnicas energéticas pueden ayudar: el paciente echada en camilla, en un ambiente protegido y con un terapeuta de confianza, puede ir soltando esas traumas. A veces el cuerpo tiene la necesidad de temblar de cabeza a pie o en algunas partes, así como comenté en el caso de los animales. Otras veces simplemente el paciente va recordando poco a poco las razones que le hicieron generar tantas tensiones en su cuerpo y quizás los llora o necesita gritar o soltar un mantra (cantar fuerte el AAAAA suele ser muy bueno para soltar enojo/frustraciones estancadas en la garganta). Y una importante parte es reivindicarnos: si de pequeño o hace poco te sentiste víctima de algo, ahora puedes llegar a sentir (no solamente pensar racionalmente porque eso no sana lo profundo) que puedes protegerte, soltar las traumas y permitir renacer esa fuerza original en ti, regresar a nuestro diseño original de ser espíritu perfecto en un cuerpo físico de diseño divino.

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